El interés por las criptomonedas ha crecido exponencialmente en los últimos años, sobre todo a medida que más gente empieza a entender qué son y por qué invertir en ellas podría ser beneficioso para ellos.
Bitcoin y Ethereum han alcanzado máximos históricos en el último año, pero eso no quiere decir que todo haya sido fácil. Todavía hay mucha incertidumbre en torno al futuro de la criptomoneda.
Por su propia naturaleza, la industria de las criptomonedas es de ritmo rápido y está en constante evolución; mientras los rumores sobre la legitimidad (o ilegitimidad) de las NFT siguen inundando los medios de comunicación, junto con las monedas fraudulentas y fallidas que salen a la luz con frecuencia, algunos inversores siguen siendo cautelosos, aunque estén intrigados.
¿Existe un futuro legítimo a largo plazo para los activos basados en la cadena de bloques, y pueden las empresas beneficiarse de la adopción de la criptomoneda?
El continuo ascenso de la criptomoneda
Por ahora, al menos, parece que la criptomoneda ha llegado para quedarse. Los expertos estiman que el mercado global de criptomonedas alcanzará los 4,94 billones de dólares en 2030, triplicándose con creces desde 2020.
Lo que comenzó como un interés de nicho para los inversores antisistema se está convirtiendo en una potencia reconocida a nivel mundial. El comercio de criptomonedas ya no es sólo el reino de esos pocos aficionados; el consumidor medio y las instituciones de mayor escala son cada vez más propensos a poner dinero en criptomonedas.
Esta creciente popularidad viene acompañada de beneficios e inconvenientes, creando a menudo paradojas que ponen en duda el futuro exacto de la criptomoneda; la regulación, algo que piden los inversores y los responsables políticos, es una probabilidad cada vez mayor, pero muchos están preocupados por los efectos que tendrán las nuevas regulaciones.
La dirección de la regulación de las criptomonedas
El concepto de criptomoneda se basó en la noción de descentralización y falta de regulación, pero a medida que más personas y empresas invierten, parece que el aumento de la regulación es inevitable.
Mientras que los inversores están en conflicto con la promesa de una mayor regulación, muchos apoyan la idea de las regulaciones para legitimar aún más la forma de moneda, siempre y cuando no se comprometan las libertades actuales que ofrece la criptomoneda.
Los expertos en criptografía citan que los inversores son partidarios de que la regulación provenga de las empresas de pago y de las bolsas, más que de los gobiernos. Pero los organismos gubernamentales ya están pensando en cómo introducir una legislación para poner fin a la criptodelincuencia y a la evasión fiscal.
Adopción institucional de la criptomoneda
Una vez más, los expertos afirman que lo que se necesita es un “marco regulatorio” robusto para que la criptomoneda se convierta en una adopción institucional generalizada. Esto depende de que los legisladores estén informados sobre el futuro potencial y los usos generalizados de las criptomonedas.
La volatilidad de los precios también se ha señalado como uno de los mayores obstáculos para los nuevos participantes.
Sin embargo, un estudio reciente reveló que más de la mitad de los inversores institucionales encuestados ya tenían inversiones digitales. Además, 7 de cada 10 afirmaron que “esperan invertir o comprar activos digitales en el futuro”.
La cuestión ecológica
Otra de las principales preocupaciones para el futuro de la criptomoneda tiene que ver con el impacto medioambiental perjudicial del proceso de minería. La “minería” (el proceso por el que se crean nuevas “monedas”) de Bitcoin y otras criptomonedas requiere el uso de cantidades increíbles de energía.
El Cambridge Bitcoin Electricity Consumption Index estima que la energía consumida por la red de Bitcoin en un año podría alimentar todas las teteras utilizadas para hervir agua en el Reino Unido durante 30 años.
Los inversores se están dando cuenta de la necesidad de abordar este problema, ya que la breve experiencia de Tesla de aceptar bitcoin como pago en 2021 terminó después de un par de meses debido a las importantes preocupaciones ambientales. Se ha insinuado que podrían reanudar la práctica una vez que se utilice energía más limpia durante la minería.
Para que el mercado de las criptomonedas tenga un futuro sostenible, es necesario abordar el impacto medioambiental generalizado. Los desarrolladores están buscando sistemas de validación menos perjudiciales que no requieran los mismos niveles de energía que la “prueba de trabajo”, que es actualmente la forma más popular de minar nuevas monedas.
¿Los beneficios de utilizar criptomonedas en los negocios?
Según un estudio de Deloitte, cada vez más empresas están empezando a utilizar activos digitales para “una serie de fines de inversión, operativos y transaccionales”.
Hay varias formas en las que adoptar la criptomoneda puede poner a su organización por delante de la competencia:
- Atrae a más clientes nuevos que quieren pagar con criptomoneda, aumentando el alcance de su negocio.
- Cada vez más clientes de alto perfil quieren comprometerse usando criptomoneda.
- Aumenta la privacidad de los clientes.
- Pone a su empresa en el centro de una tecnología emergente.
- Facilita las transacciones transfronterizas.
- Permite realizar transacciones en tiempo real no asociadas a una institución financiera.
- Elimina al intermediario financiero.
En los últimos años, la adopción de prácticas empresariales digitales se ha convertido en una clara prioridad, y la inversión en criptomoneda y la facilitación de las transacciones de activos digitales podría ser el siguiente paso para las organizaciones con visión de futuro.
El futuro del mercado de las criptomonedas es todavía muy incierto, sobre todo porque las preguntas sobre la regulación y las preocupaciones medioambientales están en el aire. Sin embargo, aunque la criptoinversión conlleva riesgos e inconvenientes potenciales, existen claros beneficios prácticos para las empresas (y los particulares).
La adopción de la criptomoneda es sólo una forma posible de mejorar la eficiencia operativa.
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